El grupo argentino se reencontró con su público dominicano en una noche cargada de nostalgia, energía y canciones que marcaron a toda una generación.

Por Carmen Luz Beato

La lluvia no detuvo la emoción. Desde las primeras horas de la tarde, cientos de fanáticos comenzaron a llegar al estadio de sóftbol del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, decididos a reencontrarse con el grupo musical Erreway, aquel fenómeno argentino nacido de la telenovela Rebelde Way que marcó a toda una generación en América Latina. Paraguas en mano, el público aguardaba con la misma ilusión de los años dos mil.

El preámbulo perfecto estuvo a cargo de la talentosa cantante dominicana Adri Torrón, quien con su carisma y voz fresca abrió la noche interpretando ocho temas, entre ellos Despreocupada, Verano Rose, Monotonía y DVD, estos últimos de su más reciente producción “REDSTAR”. Su actuación fue cálida y encendió los ánimos del público pese a la persistente llovizna.

A las 9:34 de la noche, las luces del escenario se encendieron y el grito del público rompió la calma húmeda del Centro Olímpico. Los integrantes de Erreway aparecieron entre aplausos y lágrimas, iniciando un viaje musical por más de 25 éxitos que hicieron vibrar cada rincón del estadio. El tema “Girar” marcó el inicio de un concierto inolvidable, seguido por clásicos como Rebelde Way, Memoria y Tiempo.

El repertorio, cuidadosamente estructurado, alternó entre momentos explosivos y pausas acústicas que conectaron con la nostalgia de los asistentes. En el set más íntimo, el grupo interpretó temas como Será de Dios, Asignatura Pendiente y Me da Igual, en versiones más suaves que permitieron apreciar la madurez vocal de los artistas y el poder de sus letras, ahora reinterpretadas desde la experiencia.

La energía se elevó nuevamente con Que se siente, Vas a salvarte y Ya nada me detiene, donde las luces, el coro del público y los saltos marcaron el pulso de una verdadera fiesta pop. El estadio se convirtió en un solo coro cuando sonaron Bonita de más, Para cosas buenas y el clásico Resistiré, que fue cantado a todo pulmón como un himno de resistencia y amistad.

Durante la presentación, los artistas se mostraron visiblemente emocionados. “Gracias, República Dominicana, por seguir creyendo en nosotros”, dijo uno de los integrantes, arrancando una ovación que se mezcló con el sonido de la lluvia cayendo sobre los techos del estadio. Fue un momento de comunión entre escenario y público, entre pasado y presente.

El cierre llegó con De aquí, de allá y Sweet Baby, dos temas que sellaron la velada con energía, gratitud y promesas de volver. El público, empapado pero feliz, se despidió coreando los nombres de sus ídolos y reviviendo en la memoria aquellos días en que Rebelde Way no era solo una serie, sino un símbolo de sueños juveniles.

Bajo la lluvia, Erreway demostró que la música que nace del corazón no tiene fecha de caducidad. Su reencuentro en Santo Domingo fue más que un concierto: fue un viaje en el tiempo, una celebración de la memoria colectiva y la confirmación de que los verdaderos rebeldes siguen siendo inmortales.