CARMEN LUZ BEATO

SANTO DOMINGO.- El Ballet Nacional Dominicano trasciende con un montaje que deja al público sin aliento: Sinestesia, una coreografía inspirada en la teoría del color de Vasili Kandinsky, donde los tonos se mueven, los sonidos se pintan y la esencia del arte late como un lienzo vivo.

El arte como necesidad interior

Kandinsky sostenía que el arte debía trascender lo visible: el color, la forma y el movimiento son vehículos capaces de transmitir directamente pensamientos y emociones. Esa misma convicción cobró vida sobre el escenario, cuando doce bailarines del Ballet Nacional Dominicano, dirigidos por Pablo Pérez, convirtieron el cuerpo en un lenguaje luminoso que habló de paz, amor, intensidad y hasta de violencia.

El color hecho movimiento

En Sinestesia, los tonos rojos, naranjas, verdes, amarillos, azules, negros y rosados se transformaron en emociones. Cada giro, salto y extensión fue un trazo en movimiento, con cuerpos espectaculares enfundados en trajes ceñidos al máximo, diseñados por Renata Cruz, modista de arte cuya trayectoria ha marcado la escena dominicana por décadas.

El público presenció cómo los sentidos se entrelazaban: el sonido parecía pintarse, la luz se volvía lenguaje y el cuerpo hablaba con una claridad que ninguna palabra podía igualar.

Una entrega sin reservas

Los bailarines Alexander Duval, Raymundo Rodríguez, Eliosmayquer Orozco, Javier Genao, Gabriela Rodríguez, Yudeidi Pérez, Ana Molina, Diano Dópico, Laura Santos y Cora Collado entregaron energía, sudor y pasión en un acto inaugural que reafirmó la calidad artística del Ballet Nacional Dominicano. Su interpretación, cargada de fuerza y sensibilidad, fue un testimonio de lo que significa bailar con el alma.

La producción de la gala estuvo a cargo de Monika Despradel, se convirtió en un espejo de la misión del Ballet: difundir y promover la danza dominicana a través de propuestas que abrazan tanto los clásicos universales como la creación contemporánea.

Un cuerpo que habla, un país que danza

Con Sinestesia, el Ballet Nacional Dominicano no solo demostró su capacidad técnica y creativa, sino que también dejó claro que la danza es un arte que trasciende fronteras. Cuando el cuerpo habla con la intensidad de un color y la sutileza de una melodía, el escenario se convierte en un espacio donde lo humano y lo universal se funden.
La presentación del Ballet Nacional Dominicano fue como anfitrión en la XVI Gala Estrellas de la Danza Mundial