CARMEN LUZ BEATO

Solamente Dios puede consolar el corazón destrozado por el dolor. Dios en su infinita misericordia y su amor incondicional, puede poner paz en el corazón de una madre que pierde un hijo o una hija. En aquel que pierde uno de sus padres, o ambos. El amor de Dios es tan poderoso que puede traer paz en medio la tormenta, esa tormenta que llega  a las vidas de los  hijos  que pierden sus padres, de los esposos que pierden sus parejas, de los amigos que se van sin despedirse.

En ese momento oscuro en el que llega la noticia que jamás queremos recibir, en ese momento poder encontrar a Dios nos ayuda a pasar por el fuego y nos quemarnos.

Pero cuando en medio de la oscuridad poder encontrar una fuerza superior a nosotros, que nos ayuda a entender, comprender o aceptar a aquellos que nos está lacerando el alma, y nos permite  permanecer de pie, aunque nuestras rodillas flaquee, entonces podemos descubrir que solamente Dios, puede hacer esos por nosotros.

Cuando la muerte nos obliga a hacernos preguntas de las cuales no encontramos respuesta alguna, confiar en Dios, es lo único que podemos hacer para pasar esa tempestad que nos sacude.

Es nuestra fe y nuestra confianza en Dios lo que nos dice que podemos seguir de pie, por duros que soplen los vientos. Solamente Dios, podrá consolar tantos corazones rotos. Ese ser superior, con el que muchos en estos momentos se están peleando y es válido ante la magnitud de la tragedia, pero será la confianza y la certeza en que todo estará bien con aquellos que partieron y con los que aún seguiremos aquí. Todo vas a estar bien, no hay nada que temer. 

Solo  buscando el amor de Dios, es que tantas preguntas encontrarán respuestas. Entregando toda su carga en manos de Dios, cada uno de aquellos que perdieron a alguien en pasado 8de abril  de 2025, recibirán  paz, luz, consuelo y sabiduría.  Cada uno de nosotros ante cualquier situación o dificultad, debemos confiar en Dios para la solución a nuestros problemas, nuestras necesidades y nuestros dolores.  Solamente Dios, es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Dios les bendice.